MOSTRA COMO TUDO LEMBRA-NOS DA MORTE
Olhei o forte muro que cingia
minha cidade e o vi desmoronado,
pelo correr dos anos fatigado,
anos que abatem sua valentia.
Saindo ao campo, vi que o sol bebia
cada arroio dos gelos desatado
e das montanhas se queixar o gado,
que a luz furtaram com penumbra ao dia.
Entrando em casa, vi que, deslustrada
de uma ancestral morada era os espólios,
vi meu bordão mais curvo e menos forte,
senti rendida aos anos minha espada
e nada achei no que pousar meus olhos
que não fosse recordação da morte.
Retrato de Quevedo atribuídio a John Vanderham |
ENSEÑA CÓMO TODAS LAS COSAS AVISAN DE LA MUERTE
Miré los muros de la patria mía,
si un tiempo fuertes, ya desmoronados,
de la carrera de la edad cansados,
por quien caduca ya su valentía.
Salíme al campo, vi que el sol bebía
los arroyos del hielo desatados;
y del monte, quejosos, los ganados,
que con sombra hurtó su luz al día.
Entré en mi casa, ví que amancillada
de anciana habitación era despojos;
mi bácula más corvo y menos fuerte,
vencida de la edad sentí mi espada,
y no hallé cosa en que poner los ojos
que no fuese recuerdo de la muerte.
In: Nelson Ascher. Poesia alheia: 124 poemas traduzidos. Imago, 1998.
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